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Uno de los axiomas de la comunicación es, “es imposible no comunicar”. Siempre estamos comunicando, incluso cuando no queremos decir nada, seguimos comunicando, por eso es importante que prestemos atención a lo visual, a lo que expresamos bien sea, con nuestro físico, con nuestra ropa, con nuestros complementos, movimientos…

Por eso he comenzado llamando a este post, “las cicatrices” y no solo en sentido literal, porque es un elemento que comunica muchísimo. Cuando vemos una cicatriz en alguien podemos pensar o imaginar qué le paso, si fue un golpe, un corte, una operación, una enfermedad… podemos imaginar si debió dolerle o no, si le habrá afectado al movimiento o en el día a día… Hay personas que son muy dadas a enseñar sus cicatrices, son sus pequeños trofeos, les recuerdan el valor, lo vivido, el trauma, la superación…y por el contrario hay personas que prefieren ocultarlas, que nadie sepa por lo que ha pasado, o el error que cometió, o lo torpe que era.

Y que tiene que ver esto con la comunicación, pues para mí, mucho. A la hora de hablar en público hay personas que sacan pecho de todas sus cicatrices, las muestran unas detrás de otras, hacen gala de ellas y al final lo que consiguen es el efecto contrario al que buscan, consiguen cansar a la audiencia con las historias de sus cicatrices, por el contrario hay personas que prefieren no enseñar nada, pensando que así no van a molestar a nadie y nadie les va a molestar a ellos, este tipo de charlas no llegan a nada, no hay transmisión posible, si no hay implicación no se comunica de la misma manera.

Ilustración de MAX para El País

Para la comunicación, las cicatrices que más me gustan a mi son las internas, esas que no se ven, pero se intuyen, esas que no hacen ruido pero que al nombrarlas gritan con todas sus fuerzas, esa cicatrices que hemos curado por dentro, esas que al decir una palabra resumen todo un párrafo, esas cicatrices son las que deben estar presentes en nuestras ponencias, esa implicación es la que le debemos a nuestra audiencia, porque el secreto de la comunicación no está en hablar mucho sino en compartir y aportar valor. No te dediques a demostrar como conseguiste cada cicatriz, dedícate a compartir el aprendizaje que te dejo cada una de ellas.

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